Diseñadoras de la UTEM publicaron libro de ilustraciones que rescata los oficios de la cultura popular chilena

Autor: Christian Luco|
“Motemei, pelao’ el mello calentito. Calentito el motemei”, era el grito que hacía un vendedor callejero, conocido como motero, al pasar por fuera de las viviendas en Chile ofreciendo motemei, un tipo de mote hecho de maíz. Este personaje típico está siendo olvidado por la memoria colectiva y la tradición es desconocida para las nuevas generaciones.

¿Cómo ayudar a que esto no siga ocurriendo?, ¿qué hacer para que aunque estos personajes que actualmente no constituyen nuestra cotidianidad, no desaparezcan del recuerdo individual y colectivo y contribuyan a ser parte de nuestra cultura nacional?

Claudia Yáñez Elgueta (31), Nathaly Pizarro Vidal (29) y Paulina Loyola Muñoz (29), son tres Diseñadoras en Comunicación Visual, tituladas de la Universidad Tecnológica Metropolitana, quienes en su interés por preservar el patrimonio inmaterial y aportar a no invisibilizar estas preguntas, realizaron su proyecto de titulación en este tema con la publicación “Ceacheí: El valor de la cultura popular”.

Tres años después, ganaron un Fondo de la Cultura del Libro y la Lectura, que les permitió en junio de este 2017, publicar “Ceacheí Oficios de la cultura popular chilena”, lanzado el mismo mes en la Biblioteca de Santiago. Se trata de un libro de ilustraciones que recopila diez de los oficios populares de la cultura nacional, que se desarrollaban en los barrios de antaño en Chile.

Para conocer más sobre esta publicación, conversamos con una de sus autoras, Nathaly Pizarro Vidal, quien además se desempeña hace dos años como diseñadora en la Vicerrectoría de Transferencia Tecnológica y Extensión de la UTEM. La diseñadora nos contó parte de las motivaciones e intereses colectivos y creativos que llevaron a este grupo de amigas a realizar cada una de las ilustraciones y detalles que componen el libro.

¿Cómo surgió la idea de desarrollar este proyecto?

Es un proyecto que teníamos desde el 2011 cuando salimos de la universidad, cuando estábamos haciendo nuestro proyecto de título.

Decidieron postular el proyecto a un Fondo de Cultura del CNCA

Sí, lo postulamos a la línea de Creación donde dan una cantidad fija de plata. Lo ganamos, pero salía muy caro publicarlo y no sabíamos cómo conseguirnos lo que nos faltaba. Averiguamos en distintas editoriales y en Ocho Libros les gustó tanto el proyecto que nos dijeron que lo iban a hacer y que si faltaba financiamiento por último lo recuperarían después con las ventas. Así, nosotras aportamos con una parte y el resto lo puso la editorial. Y fue bacán porque no queremos hacernos millonarias con esto, claramente, pero queríamos que se publicara.

¿Por qué deciden postularlo?

Postulamos porque una de mis amigas, Paulina Loyola, hizo un Diplomado de Diseño Editorial en la Chile, hizo un libro, lo postuló a un fondo y ganó. En ese momento ella se motivó y nos empezó a insistir. Nos juntamos y lo postulamos. No era tan difícil esa línea en particular, además nosotras teníamos el libro listo, así que tuvimos que subir el archivo en pdf solamente. En ese sentido fue simple. Claro que después lo modificamos por completo.

¿Por qué les interesó el tema de los oficios de antaño?

Nuestro interés era cómo rescatar los oficios de la cultura nacional. Cuando estábamos trabajando el proyecto de título vimos que existía mucho rescate patrimonial respecto a lo material, pero también es importante rescatar el patrimonio inmaterial, en este caso, los oficios. En ese momento nosotras comprobamos que los niños de hoy no tenían idea qué son estos oficios y ahí se nos ocurrió, y vemos que ahora que han pasado cinco, seis años, la situación es peor. Los niños conocen menos sobre este patrimonio.

Uno de los requisitos del Fondo del Libro era que realizáramos una actividad con una escuela municipal. Nosotras fuimos a una escuela en La Granja, y les presentamos el libro y hablamos un poco de los oficios populares. Les dijimos a los niños que reconocieran también a personas que hacían oficios populares dentro de sus barrios. Había algunos que conocían al vendedor de algodón y al de manzana confitada, pero otros no los conocían. Y ellos fueron capaces de identificar al señor que vendía cera u otros personajes que son más propios de sus lugares cotidianos. Esa actividad fue súper interesante porque lo hicimos con niños de cuarto básico y a ellos les encantó el libro. También les hablamos de la importancia del patrimonio inmaterial de cada cultura, que hay cosas que vienen desde afuera, como Halloween, los superhéroes, y que estos son como superhéroes locales de alguna forma. Eso les gustó mucho.

¿Por qué el título Ceacheí?

Cuando hicimos nuestro proyecto nos dijeron el ceacheí es del fútbol, y nosotras les decíamos que no, que en realdad el ceacheí es de todos. Las instancias donde más la gente grita ceacheí es cuando gana Chile, pero nosotras pensamos que era importante rescatarlo como algo muy propio de nuestra cultura. Es un grito que tiene que ver con la cultura en general, no sólo con la cultura del fútbol. Por eso le quisimos mantener el nombre.

Con 28 años, Nathaly es una mujer de múltiples intereses. Maquilladora profesional, fanática del Radioteatro y buena lectora, mismo interés que la llevó a formar un club de lectura feminista el año pasado, también practica la fotografía análoga. “Trato de andar siempre con mi cámara por ahí”, comenta al tiempo que nos explica su interés por el rescate de la memoria y cómo eso influyó en la creación de Ceacheí.

A mí me motivó mucho que en ese tiempo tenía a mi hermano de ocho años y él no sabía lo que era un chinchinero, yo le intentaba traspasar eso, pero pensaba que no todos los niños tienen una persona que les pueda pasar este tipo de conocimiento, y era interesante que se pudiera rescatar y fuera algo tangible. En lo colectivo, a las tres siempre nos motivó ese tema, también tiene que ver con la formación que te en la UTEM, sobre todo en la Escuela de Diseño, porque hacemos trabajo patrimonial desde segundo año, y ahí uno también descubre realidades que no conocía. Una vez cuando estábamos estudiando, unos chicos trabajaron con los Canteros de Colina -trabajadores de la piedra-, que son personas que están súper cerca de nosotros y no los vemos. Nosotras trabajamos con una familia que llevaba generaciones haciendo fundición y habían hecho los torsos de Bernardo O’Higgins, Arturo Pratt. Es todo un mundo que uno no ve, y creo que desde ahí nace la motivación por el rescate patrimonial y por la construcción de una cultura propia.

¿Cómo se estructura el libro?

Aparecen los personajes y la idea es que cuente un poco acerca de lo que estos hacen. Al principio del libro hacemos un rescate de porqué Chile se llama Chile, de ahí viene el nombre. E incluye diez oficios, entre ellos el hojalatero, algodonero, el vendedor de manzanas confitadas, el chinchinero, y el fotógrafo de la plaza.

¿Por qué sólo son hombres, responde a la época y la división de roles?

Claro, mayormente son oficios realizados por hombres, responde también al contexto histórico.

¿Tienen interés por continuar con este u otro proyecto?

Sí. Con Paula y Claudia nos gustaría poder hacer algo más. En Ocho Libros nos dejaron las puertas muy abiertas para cualquier idea de proyecto a futuro.

Con un tiraje de mil ejemplares, “Ceacheí Oficios de la cultura popular chilena” estará en todas las librerías del país donde se venden productos de la editorial Ocho Libros. También se puede acceder en el siguiente enlace.

Autor: Tania García V.

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