Desde el año pasado la Casa de Estudios trabaja en la formación de la Política Deportiva (PDI-UTEM) que defina los lineamientos necesarios para que los tres estamentos universitarios puedan participar de todas las actividades y recintos deportivos, fomentando la actividad física dentro de nuestra Universidad.

Actualmente, 108 horas semanales son dedicadas a alguna actividad deportiva dentro de la Casa de Estudios, cifra que se espera elevar una vez concretado el documento de la PDI-UTEM. Además, dentro de la comunidad, existen estudiantes que participan activamente en agrupaciones deportivas desde niños, fomentando la disciplina en distintas áreas.

Constanza Morales Caiozzi, estudiante de primer año de Ingeniería Comercial, es prueba de la importancia que puede llegar a tener el deporte como actividad extra programática, permitiendo, además, potenciar habilidades útiles para el desarrollo académico, a partir del trabajo en equipo.

Desde los 11 años participa como cheerleader en distintos equipos nacionales, siendo parte de la actual Selección Nacional, agrupación que participó durante abril pasado en la ICU World Cheerleading Championships en Orlando, representando a Chile y obteniendo el cuarto lugar tras competir contra más de una veintena de países.

Con una vida dedicada al deporte, Constanza decidió ingresar a estudiar a la Institución, pese a las dificultades de compatibilidad horaria que esto pudiera generar, demostrando que mientras tengan interés por participar en actividades deportivas, siempre existirá tiempo para estas, en base a la organización.

¿Cómo ha sido compatibilizar la universidad con los entrenamientos?

Ahora ha sido más difícil. Antes, en el colegio, me dedicaba a entrenar. No era tan difícil. No tenía que dedicarme de lleno a estudiar, ni ordenar mis horarios. Ahora por ejemplo entreno a las 20:00 hrs. y salgo de clases a las 19:30 hrs, estudiando en Salvador y entrenando en Macul. Pero distribuyo mi tiempo porque tengo un compromiso con mi familia y conmigo para rendir en la carrera, y también participar en el cheerleader.

¿Consideras que la falta de tiempo de la vida universitaria impide realizar actividad física?

No, realmente sí hay tiempo. Si uno de verdad se ordena, se puede. Además te ayuda, te saca del estrés. Por ejemplo, un miércoles puedo estar muy cansada por el estudio, pero sé que después debo ir a entrenar y eso me anima. A veces incluso te cansas y hay un estrés mental por la misma situación de estar con este estilo de vida, y dices “ya, este año paro”, pero es mentira porque el cuerpo te pide actividad. Lo importante es siempre tener claro los compromisos, en este caso, mi principal compromiso es con mi desarrollo profesional.

¿Cuáles han sido las principales dificultades que has tenido al participar activamente como cheerleader?

He tenido que hacer sacrificios desde muy chica, con amistades y familia. A veces tenía que disculparme por no ir a reuniones familiares por tener que entrenar, pero todo vale la pena. Si tienes el apoyo de tu familia y te gusta lo que haces, se puede. Yo no dejaría de dedicarme a esto porque me ha traído muchas más alegrías que tristezas.

¿Qué beneficios ha traído el deporte a tu vida diaria y de estudiante?

Algo muy importante y que no se te puede olvidar es la humildad, recordar cómo empezaste y que al final eso te llevó a estar como estoy ahora. También te ayuda a desarrollar la personalidad. Antes de cheer, yo era mucho más tímida, y el aprender a trabajar en equipo es muy importante. No podría decir que yo gané, porque todos ganamos. Es un trabajo y triunfo en equipo. Esto mismo me ayuda en los estudios, comprender que en equipo funcionamos de mejor forma.

Autor: Comunicaciones