Realizada en el Auditorio René Zorrilla del edificio 390 de Campus Central, la instancia fue organizada por la Escuela de Contadores Auditores y su Centro de estudiantes, los cuales cumplieron con enfatizar la importancia de desarrollar las relaciones sociales e interpersonales en paralelo al conocimiento técnico de la carrera.

Liliana Calderón, Directora Escuela de Contadores Auditores, inició la charla destacando el nuevo enfoque de este tipo de seminarios levantados por la carrera. «Antes nos enfocábamos solo en la parte tributaria y hoy estamos abriendo un poco más el horizonte. Lo esencial es que los estudiantes participen y se den cuenta que nuestra profesión tiene un amplio campo laboral, que va no solo en la parte técnica, sino que también con el desarrollo de habilidades blandas que -paradojalmente- son las más duras de aprender».

Nuevas exigencias

En el mercado laboral, el desarrollo de las habilidades blandas se ha convertido en un factor importante en el desempeño profesional. La comunicación, la creatividad, el trabajo en equipo y la proactividad son las aptitudes que definen perfiles para los empleadores.

Sobre esto último, la presidenta del Centro de Alumnos de la carrera, Marcela Campos, señaló la necesidad de ampliar la noción que se tiene de los contadores auditores, muchas veces relacionados solo con el cumplimiento de procedimientos ya establecidos.

«Creemos que es tiempo de sacar al auditor de ese personaje aislado y concentrado solo en los números. Es necesario crear una visión distinta, somos personas de innovación, que podemos emprender y capaces de cambiar los actualmente estructurado», destacó la representante.

Apoyando esta idea, la charla contó con la participación del equipo de coaching STAR, que integran diversas disciplinas con herramientas técnicas para la transformación y realización personal. Por su parte, señalaron que «un contador auditor debiese ser una persona creativa, en el sentido que debe desarrollar nuevas ideas que se lleven a cabo y sean valoradas por la sociedad».

Por José Miguel Álvarez