Los cuestionamientos del reciclaje
Autor: Christian Luco|
El primer cuestionamiento que podemos hacernos como país es porqué reciclamos tan poco, pues la cifra comparativa es de alrededor de un 10% versus cerca de un 60% en países más avanzados. En este caso, como en muchos otros temas en que como país no damos el ancho, el problema de fondo es la educación, sumado, en este caso puntual, a una comodidad inherente a las personas y a la falta de facilidades físicas para depositar los residuos. Un mal tridente, que esperemos se convierta en un dúo virtuoso, cuando por fin se promulgue el reglamento de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que obligará a los fabricantes de envases a recolectar un porcentaje de lo que generan y aumentar los puntos de recolección. Esta ley lleva años en el proceso de fijar sus metas, esperemos que vea luego la luz, con una mirada de sostenibilidad y no empresarial.
Otro cuestionamiento que surge y que es común entre quienes trabajamos en temas de Sustentabilidad y Reciclaje en las universidades, es respecto al dilema de tener claridad si es positivo aumentar el reciclaje. Suena contradictorio, pero esto se explica al entender que antes de que el residuo llegue al sistema de segregación final, hay otras opciones.
La primera es, sencillamente, no comprar lo que genere residuos, una tendencia que cada día gana más adhesión, ya que si no genera residuos, no existe reciclaje posible. La segunda opción, previa al reciclaje, es reutilizar directamente los residuos, sin pasar por procesos adicionales, como por ejemplo los muy nombrados ecoladrillos, lo que nos lleva al tercer cuestionamiento, ¿tenemos la capacidad de reciclar todos los residuos? Y la respuesta es que no en nuestro país, pues la capacidad de procesar residuos para convertirlos en materia prima o productos no es infinita. Ejemplo de esto ha sido el reciclaje de plumavit, el cual se copó al poco tiempo de anunciarse, y también el de polipropileno o tetrapack, los cuales tampoco son siempre aceptados en los pocos puntos en que se reciben.
Además, no debemos olvidar que el reciclaje funciona, en nuestra economía de mercado, como un negocio más. Si las condiciones son favorables, existe quien esté dispuesto a realizar recolección y reciclaje. Si no es negocio, se acaba. Si aumentamos los procesos de segregación de manera exitosa, tendremos una mayor oferta de residuos y, de no aumentar su demanda, su precio caerá inevitablemente, sacando del negocio a algunos de los que participan, por ejemplo, en su recolección. Esto seguirá siendo así, mientras no lo asuma el Estado como una tarea propia de bienestar social o se legisle, para que sea obligatorio.
La clave pareciera ser la reducción de los residuos más que al aumento del reciclaje. Así planteado, el rol de las universidades es clave. Primero, en la formación de los profesionales que, desde sus distintos ámbitos, aporten a la tarea de reducir residuos: Diseñadores absolutamente convencidos del Ecodiseño; Administradores que optimicen procesos, teniendo como regla la internalización de externalidades; Ingenieros con la capacidad de diseñar procesos innovadores de reutilización y reciclaje, que aumenten la demanda de residuos; Educadores que enseñen siempre sobre los beneficios de reducir, y así en cada una de sus disciplinas, como parte de una educación integral, que los forme para aportar a la Economía Circular, tan necesaria el día de hoy y, finalmente, a la Sustentabilidad en todas sus dimensiones.
Oscar Mercado Muñoz
Director Programa de Sustentabilidad UTEM
Presidente Red Campus Sustentable
Portada: Pexels