Pausas Activas ponen en movimiento a la Comunidad UTEM
Autor: Christian Luco|
A comienzos de este mes comenzaron en toda la Universidad las Pausas Activas, breves descansos durante la jornada laboral, que sirven para recuperar energía, mejorar el desempeño y eficiencia en el trabajo, además de prevenir enfermedades causadas por trabajos que no implican mucho movimiento.
Dicha actividad es parte del Programa de Calidad de Vida, dependiente de la Dirección de Desarrollo y Gestión de Personas, el cual busca desarrollar acciones dirigidas a potenciar ambientes laborales saludables a todo nivel, involucrando aspectos físicos, psicológicos y sociales. Con esto se busca contribuir al surgimiento de una comunidad sana, en que sus miembros se sientan parte, motivados y estimulados a realizar aportes.
“Las pausas activas han sido una de las principales herramientas de la salud ocupacional para promover actividad física enfocada a mejorar movilidad articular, realizar estiramientos y ejercicios que propicien cambios de posición y disminución de cargas osteomusculares por mantenimiento de posiciones prolongadas y/o movimientos repetitivos durante la jornada laboral”, nos indica Marcela Miquel, de la Unidad de Selección y Capacitación.
Una pausa activa es un momento de activación que permite un cambio en la dinámica laboral, donde se pueden combinar una serie de movimientos que impulsan y fortalecen los sistemas músculo esquelético, cardiovascular, respiratorio y cognitivo.
“Desde el punto de vista físico, las Pausas Activas, potencian la circulación, la musculatura, a modo de disminuir las probabilidades de generar lesiones músculo esqueléticas, principalmente en cuello, extremidades superiores e inferiores. A nivel psicológico, estimulan la respiración y la concentración, teniendo un impacto a nivel de autocontrol, manejo de ansiedades y focalización en los objetivos. Mientras que en lo social, facilita conexiones entre los miembros de los equipos, desarrollando sentido de pertenencia”, nos indica Miquel.
Según los encargados de estas pausas, la participación se ha ido dando lentamente, pues hay equipos y áreas más participativas que otras, pero en general “debemos desarrollar una cultura de mayor acción y participación en las actividades internas. Lo anterior, se asocia a perder la inercia, soltarse, dejar fluir espontaneidades, asociar el trabajo a disfrutar e intercambiar. Aprender como ciertas instancias lúdicas y físicas de equipo son una inversión, que pueden generar un impacto a nivel de eficiencia y efectividad en el trabajo”, finaliza la profesional de la Unidad de Selección y Capacitación.