Escuela de Trabajo Social inaugura segundo semestre académico con conversatorio internacional.
Autor: Constanza Valdivia Rossel|
Este 6 de septiembre, la Escuela de Trabajo Social de la UTEM realizó el conversatorio “Atravesando las fronteras: Retos y desafíos para el Trabajo social en el escenario de pandemia”, en la que participaron Edna Goulart Joazeiro, doctora del Centro de Ciencias Humanas y Letras de la Universidad Federal de Piauí, Brasil; Marcos Chinchilla Montes, docente de la escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica; y Lorena Valencia Gálvez, académica del Departamento de Trabajo Social de la UTEM.
La instancia fue organizada como actividad de inicio del segundo semestre de año académico, con el fin de reflexionar en conjunto sobre los retos a los que las y los profesionales latinoamericanos, se han enfrentado durante los últimos años ante la pandemia.
Gabriela Gutiérrez Pezo, directora de la Escuela de Trabajo Social, abrió la actividad declarando que es una oportunidad para construir “Un espacio de diálogo que nos permita analizar los desafíos disciplinares que el trabajo social ha enfrentado desde el año. ¿Cómo somos capaces de reinventar nuestra acción social ante tanta fragilidad estructural? ¿Cuál es el rol que tiene el trabajo social ante crisis mundiales como la que hemos y seguimos atravesando? ¿Qué retos tenemos ante los efectos sociales, materiales y simbólicos que esta pandemia tendrá a largo plazo sobre la población?”.
Por otra parte, Tomás Cárdenas Fincheira, decano de Facultad de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social, destacó la realización de esta actividad justo en la semana en que la UTEM empezó gradualmente al retorno a las aulas, “es un momento muy especial porque este día que estamos viviendo, no lo habíamos podido vivir en un año y medio o más. Por tanto, creo que es un momento muy particular, para hacer estas reflexiones que, precisamente, tratan del problema que hemos estado viviendo con la pandemia”.
La doctora en Educación de la Universidade Estadual de Campinas, Edna Goulart Joazeiro, que realizó un recorrido por la historial del trabajo social, o servicio social como es conocido en Brasil, coincidió con la importancia de reflexionar en torno a la pandemia en este momento de la historia, recalcando que ésta acentúo las desigualdades que vive la sociedad brasileña, “la pandemia trae de vuelta el escenario del hambre, que era algo que estábamos consiguiendo enfrentar, pero jamás superar”, sostuvo la invitada.
Ante los retos a los que ha estado enfrentándose el trabajo social en los últimos dos años, la también directora del Centro de Ciencias Humanas y Letras de la Universidad Federal de Piauí, declaró que el contexto que estamos viviendo requiere, exige y presupone que las y los trabajadores sociales tengan que “A pesar de los tiempos sombríos, permanecer comprometidos con la historia y con la defensa intransigente de los derechos. El trabajo social y la pandemia presuponen que no perdamos lo que aprendimos a lo largo del tiempo, porque el futuro que queremos construir nunca podrá prescindir de las raíces que marcan nuestra profesión. La defensa intransigente de la vida, del derecho y de la historia”.
Marcos Chinchilla Montes, profesor de la escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica, coincidió con Edna Goulart en que la pandemia llegó a acentuar las desigualdades sociales. “El virus es la punta de un iceberg, hay que ver que hay debajo y de donde viene ese iceberg. No hay que verlo sólo en la afectación a la salud humana, sino que también como contradicciones de las sociedades que vienen a agudizarse”, indicó.
El académico abarcó la pandemia desde un punto político económico, destacando que el Coronavirus se desencadenó en un escenario de crisis global del capitalismo, donde los ricos incrementaron sus ganancias y gobiernos y empresarios se negaban a cerrar la actividad comercial, a pesar de que sus trabajadores se encontraban totalmente expuestos a los contagios, lo que Chinchilla conceptualizó como “voracidad empresarial”.
El secretario y tesorero de la Dirección Ejecutiva de la Asociación Latinoamericana de Enseñanza e Investigación en Trabajo Social, declaró que uno de los errores que cometieron muchos países en la administración de la pandemia, fue que “Lamentablemente muchos recurrieron a la filantropía y no lo entendieron desde el punto de vista de las políticas sociales vinculadas a los Derechos Humanos. Eso, como trabajadores sociales que tenemos un compromiso con la construcción de ciudadanía, de Derechos Humanos y de justicia social, supone un reto súper importante”.
Al finalizar su presentación, Chinchilla Montes fue crítico, “La sociedad no ha aprendido absolutamente nada de las pandemias. Hemos fracasado porque dejamos que cinco millones de personas mueran yendo al patíbulo del trabajo cotidiano; porque no hay sistemas de seguridad social y un salario universal que garanticen que la gente tenga algo básico de comer y no se tengan que enfermar donde van a trabajar. Ojalá aprendamos para cuando llegue la próxima pandemia y no mueran tantas personas”.
Para finalizar el conversatorio, Lorena Valencia Gálvez, trabajadora social y académica UTEM, presentó una de las aristas estudiadas en una investigación realizada junto a la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona. Centrándose específicamente en las tensiones y retos éticos identificadas en más de 100 entrevistas, realizadas a trabajadoras sociales que han ejercido la profesión en España durante la pandemia.
Como resultado de este estudio, la investigadora identificó que todas las entrevistadas se vieron enfrentadas a la toma de decisiones difíciles en lo que respecta a ética, “Se ha tenido que cambiar la parrilla de atención asistencial, las atenciones profesionales en función de las prioridades y se han combinado distintas modalidades de asistencia a distancia”.
Además, enfatizó en que las trabajadoras sociales han tenido que innovar de “una forma sin precedente” ante la crisis pandémica, “Al tratar de crear nuevos sistemas de atención, especialmente para personas que viven en marginalidad, como personas sin hogar, mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, migrantes, disidencias sexuales, etc. Hemos tenido que innovar y crear nuevas formas de intervenciones, en un sistema en el que se privilegian estándares numéricos sobre las personas y el control por sobre el respeto y autonomía de las personas”.
El estudio arrojó las siguientes fases en la lucha de las trabajadoras sociales: Hacer que los gobiernos reconozcan que una respuesta social es imperativa, abogar para que los servicios sociales permanezcan abiertos durante el confinamiento y adaptar los servicios sociales al nuevo mundo que viene post pandemia.