Directora General de Docencia Diana Veneros Ruiz-Tagle: «El nuevo Modelo Educativo UTEM innova y da posibilidades»
Autor: Constanza Valdivia Rossel|
El Modelo Educativo (ME) de la UTEM representa el conjunto de fundamentos, orientaciones y regulaciones generales sobre los que se asienta el actuar educativo de la institución, en acuerdo con los principios y propósitos declarados en su misión y visión.
La actual administración de la rectora Marisol Durán Santis lleva adelante una reestructuración académica (encabezada por la vicerrectoría respectiva) que ha ido considerando –por una parte- el proceso formativo, el currículo y la virtualidad y –por otra- normativas y orientaciones del Ministerio de Educación y la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), con el objetivo principal de potenciar la universidad.
Si bien el Modelo Educativo UTEM posee un concepto esencial, cada uno de los niveles de Pregrado, Postgrado y Aprendizaje Continuo posee su propio Marco Formativo, así como reglamentos y protocolos que recogen la especificidad de su quehacer y que regulan los respectivos procesos de formación.
La directora general de Docencia, Diana Veneros Ruiz-Tagle, explica y comparte su experiencia en la creación de un instrumento que encamina a la UTEM hacia una universidad compleja.
¿Cuáles son las principales diferencias con el modelo anterior?
– El Modelo Educativo 2011 ponía énfasis en el pregrado, por lo tanto, decidimos que el actual modelo debía engranar y articular el pregrado, postgrado y el aprendizaje continuo, con marcos formativos en cada nivel, y apego a las disposiciones que aparecen en las leyes 21.091 y 21.094 sobre Educación Superior, que ponen énfasis en la construcción de las trayectorias formativas, en el eslabonamiento entre niveles de formación, en la construcción de trayectorias fluidas y en la flexibilidad curricular.
En lo esencial, este modelo nuevo ofrece orientaciones generales a partir de las cuales se formulan las “bajadas” o marcos formativos los que, a su vez, contienen protocolos, instructivos y reglamentos con orientaciones cada vez más específicas. Todo esto debe hacer cada vez más fluidos y ordenados los procesos de diseño, implementación, monitoreo y evaluación de la oferta formativa y cumplir de manera más eficiente y efectiva la misión institucional.
¿Qué relación tiene este trabajo con el Plan de Desarrollo Institucional (PDI)?
– Es parte de las fuentes o referentes que consideramos para la formulación de este modelo. Cuando comenzamos la búsqueda de material para levantarlo nos guiamos por el modelo anterior pensando en una actualización de aquel y en gran medida lo es, porque no cambia sustantivamente en lo que dice con respecto a la misión y visión institucional, a las competencias sello, a la sustentabilidad, responsabilidad social, tecnología, así como no cambia la naturaleza del proceso de enseñanza de aprendizaje. Es decir, esencialmente siguen resonando en el actual modelo los mismos conceptos, actualizados, a los cuales se agregaron otros nuevos.
Por otra parte, nos afirmamos en el proyecto de las Universidades Estatales a diez años, proyecto del Mineduc con el Banco Mundial y universidades del CUECH que la universidad inició en el 2020 con término al 2030. Este modelo educativo, en lo particular, nació como compromiso planteado en el proyecto UTM 1899, el cual fue financiado con fondos ministeriales. Le estamos dando cumplimiento ahora, tras un trabajo que fue extremadamente laborioso.
A estos referentes para el levantamiento del modelo se sumó, por añadidura, todo el PDI 2021-2025 que contempla varias estrategias y focos importantes como el seguimiento a la progresión y trayectoria de los estudiantes, la habilitación y profesionalización de los docentes, y la transición hacia modalidades virtuales de impartición del proceso formativo. Lo que hicimos fue recoger todos los nuevos emprendimientos y compromisos en curso, e integrarlos al modelo, de modo que no hubiese de nuevo cabos sueltos; integrando todos estos elementos previos en una suerte de diseño estratégico para el tránsito hacia una mayor complejidad institucional.
¿Quiénes participaron en el desarrollo del modelo actual?
– Trabajamos permanentemente con actores claves como lo son las vicerrectorías, escuelas y carreras, decanos, comités de diseño curricular, y asesores externos, de manera de ir presentando los avances del modelo y rescatando insumos, para configurar un cierto producto que fuera susceptible de ser leído, aprobado y constituirse como una base para las acciones que estamos desarrollando que tienen que ver con la construcción de los marcos formativos, los que deben ser validados a partir de comisiones configuradas por actores claves de la universidad.
Desde el 2018, año en que se modificó la estructura de la Vicerrectoría Académica -VRAC- la universidad se ha visto tensionada desde el punto de vista académico porque desde ahí se ha ido implementando el sistema de aseguramiento a la calidad del postgrado y pregrado, se ha configurado el nuevo Modelo Educativo, se diseñó el sistema de seguimiento a la progresión y trayectoria de los estudiantes, se implementó la plataforma MAAC – UTEM de seguimiento real a la progresión y trayectoria, y se definieron las bases para un marco en la calidad de la docencia. A mayor abundamiento, se emprendió un rediseño masivo de las Ingenierías Civiles y de base tecnológica, con acortamiento de su duración nominal, y se ha ido avanzando hacia la consecución de los compromisos con la virtualidad. Ha habido mucho trabajo coetáneo, el que no ha estado exento de tropiezos. El norte es avanzar hacia la complejidad e institucionalización de procesos académicos.
¿Qué aspectos destaca usted de este nuevo modelo?
– El incluir, por ejemplo, el concepto Resultado de aprendizaje en este nuevo modelo nos hace más legibles con otras instituciones, porque hoy en día -por un tema de consenso tanto en el caso europeo como en el caso chileno- la mayoría de las universidades trabaja con esta idea.
En el aspecto curricular destaca la adhesión a las orientaciones del Marco Nacional de Cualificaciones (MNC) que representa un instrumento que permite organizar y reconocer aprendizajes, distribuidos en una estructura gradual de niveles que comprenden conocimientos, habilidades y competencias. El MNC propone una estructura de certificaciones, que van desde las de menor duración hacia aquellos niveles de formación profesional de mayor duración. A esa estructura propuesta por el marco debemos ajustarnos, de manera de hacer legible nuestra oferta con la de otras instituciones del sistema; entonces, si asumo este modelo me dice que si quiero plantear una nueva oferta tengo que ceñirme a una estructura normalizada de títulos y grados. Esto es sumamente importante, porque debe dar cuenta de un ordenamiento institucional claro. La oferta no puede generar desarmonías internas y menos externas.
Respecto a su implementación, ¿bajo qué mecanismos esperan comenzar su ejecución y en qué plazos?
– Antes de su aprobación por parte del Consejo Académico, y ratificación en enero por el Consejo Superior, hicimos una serie de presentaciones previas del modelo a distintos actores. A lo largo de este año agregaremos presentaciones particulares a las y los jefes de carrera con sus respectivos equipos de trabajo, para que sus disposiciones lleguen a las bases académicas donde el modelo se aplica.
Nuestro objetivo es llegar a todo el mundo. La verdad es que hemos estado informando y capacitando todo este tiempo. Durante los últimos meses hemos estado abocados a sociabilizar y hacer seguimiento a la progresión estudiantil, porque las urgencias institucionales van por la retención y la titulación oportuna de las y los estudiantes. Ahora sigue el modelo. Desde enero ninguna carrera puede ser rediseñada si no es en función de este. Cada carrera representa una posibilidad de implementación inmediata, porque una vez convertido en norma interna, las carreras deben plegarse a este modelo para la construcción de su plan de estudios.
¿Qué rol cumple o se piensa para cada estamento de la universidad?
– El rol de las y los estudiantes es ser participantes activos de una comunidad de aprendizaje. Cuando hablo de un proceso formativo que se imparte en cualquier institución de Educación Superior, asumo que este involucra a una comunidad completa, a profesores y estudiantes, cuya interacción discurre básicamente en el aula, pero también implica al staff de apoyo a los aprendizajes y al proceso formativo en general. Uno de los ejes principales del modelo es un proceso educativo centrado en las y los estudiantes, que los ayude a ser individuos integrales, integrados y felices. El sistema tiene que operar mirando hacia donde está nuestra misión.
El otro centro del Modelo Educativo tiene que ver con la flexibilidad curricular: el tipo de estudiante que acude a nuestras aulas es otro distinto al de hace una década. Hoy los estudiantes que concurren a las universidades no ven los estudios superiores como un proyecto de vida, lo ven como un complemento a otras cosas que -ellos entienden- son también parte fundamental de su vida. Hay que dar carreras de menor duración e ir construyendo sus trayectorias formativas con base en sus intereses de aprendizaje continuo. Que puedan construir su trayectoria según sus talentos y preferencias. Los currículos son muy rígidos actualmente.
¿De allí es que se hacía importante para la UTEM actualizar su Modelo Educativo?
– En efecto. La comunidad debería avanzar imbuida del principio de que debemos actuar con calidad porque es este concepto el que los pares evaluadores van a medir el 2025 y en los años sucesivos. Este es un modelo que sueña, que da posibilidades, que no coarta. Es un modelo que permite reflexionar en el futuro de las profesiones, revisar los modelos de estudio, darles un giro y hacerlos más acordes con lo que las cohortes de estudiantes necesitan.
Este Modelo Educativo representa los lineamientos generales dentro de los cuales las carreras, dependiendo de su singularidad y características, pueden innovar y trabajar desde su singularidad, respetando ciertos resguardos. Es un modelo que se centra en los estudiantes y en su formación con calidad. Esta es una tremenda novedad, la que está vinculada con la reciente regulación del sistema de Educación Superior (Ley N° 21.091) que debe estar orientado a la calidad. Las instituciones deben dar cuenta de la calidad de todos sus procesos los que, en el último análisis, deben demostrar la eficiencia y efectividad del proceso formativo. En nuestras instituciones estas se miden con indicadores clave de retención, resultados académicos y titulación oportuna.