Martín Centeno, director gral. Análisis Institucional y Desarrollo Estratégico UTEM: «El futuro de la universidad lo construimos entre todos y todas»
Autor: Claudio Pereda|
Los nuevos criterios de calidad que lleva adelante la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) en sus respectivos procesos en la educación superior han implicado que las universidades públicas reunidas en el CUECH trabajen en el tema en conjunto.
Según explica el director general de Análisis Institucional y Desarrollo Estratégico de nuestra casa de estudios, Martín Centeno Rogers, ante un financiamiento expansión, las instituciones de educación superior deben generar mecanismos de mayor autorregulación y definiciones conjuntas que permitan establecer condiciones de calidad claras.
El horizonte así para las universidades públicas se hace más complejo, debido a la regulación que las rige que implica cumplir diversos controles externos, internos y procesos administrativos.
«Ante ese escenario es fundamental colaborar entre universidades públicas, por lo que se ha avanzado en tejer redes en distintas áreas que nos permita potenciarnos en la búsqueda de soluciones y buenas prácticas», explica el directivo.
Nuestra universidad comienza un proceso de acreditación que requiere pasos claros. «No basta con nuestros desafíos pendientes de procesos anteriores, sino que a eso se le suman criterios y estándares, pero además la implementación de nuestro sistema de gestión y aseguramiento de la calidad», indica Centeno. Y señala: «Ahí hemos dado importantes pasos».
¿Cómo evalúa la dinámica que vive la universidad actualmente con su agenda de promoción de calidad y el proceso de autoevaluación y acreditación?
– Estamos viviendo un proceso de cambio cultural en el trabajo cotidiano de cada integrante de la comunidad, con nuevos desafíos que implican pensar en cómo nuestras tareas diarias ayudan al desarrollo de la Universidad para tener una mayor complejidad y calidad. En particular orientado al núcleo de nuestro quehacer: la formación de estudiantes, así como la gestión del conocimiento en las distintas áreas, vinculación con el medio, docencia, investigación, postgrado, en las cuales desde distintos roles nos involucramos.
En esto hemos dado pasos muy importantes para desarrollar, socializar e implementar políticas de gestión y aseguramiento de la calidad, que con nuestras propias metas y los desafíos que impone el sistema, se han ido instalando a través de distintos instrumentos. Dentro del aseguramiento de la calidad se configura el proceso de autoevaluación y acreditación como un componente, y en este cambio tenemos avances relevantes respecto del sistema.
En este contexto de cambio interno y externo, con grados de incertidumbre relevantes, el trabajo conjunto y articulado ha sido un espacio muy relevante de la Universidad para seguir avanzando y tener resultados concretos. Esto se hace cada vez más evidente dentro y fuera de nuestra Casa de estudios con resultados visibles.
¿Cuáles son, a su juicio, los principales desafíos que esta fase implica para la comunidad UTEM?
– Por una parte, compatibilizar el día a día y sus urgencias, con una mirada a mediano y largo plazo de más complejidad y más calidad. En nuestro caso como DGAI, hay un desafío clave en cómo articular y facilitar la implementación de estos procesos exigidos por el sistema, en un momento de cambios profundos en el último quinquenio (nuevos criterios CNA, Superintendencia de Educación Superior, la lógica del financiamiento), con la ruta fijada en nuestros planes de desarrollo institucional, de facultades y en las programaciones operativas anuales (POA), para que su cumplimiento dialogue hacia un horizonte común.
Todo esto genera una tensión que se traduce en una sobrecarga inicial de nuevas tareas, pero que apunta luego a facilitar el desarrollo de nuestras metas y organización. Una definición relevante, por ejemplo, es que institucionalmente se ha definido que como instrumento de gestión de compromisos los POA serán la vía para su articulación, complejizándolo con los nuevos desafíos que tenemos, pero no creando nuevos o más instrumentos. Esto permite ir afinando el trabajo de planificación que es de cada área, pero con una importante dimensión colectiva e institucional.
Para 2024 el nuevo desafío es contar con presupuesto institucional para desarrollo estratégico, que permita acelerar y profundizar algunos de los compromisos de planificación que tenemos. Esto conlleva la consolidación de nuestra política y modelo de desarrollo estratégico y aseguramiento de la calidad.
Un aspecto importante en que ha ido variando sus criterios la CNA es en el tema de la calidad. De hecho, las universidades CUECH se han reunido para trabajar en conjunto este aspecto. ¿Cómo se explican estos cambios y a qué apuntan?
– En términos generales, el desafío para las instituciones de educación superior es poder generar mecanismos de mayor autorregulación y definiciones conjuntas que permitan establecer condiciones de calidad claras, ante un financiamiento en expansión.
En el caso de las universidades estatales, la gestión se hace más difícil por la regulación que tenemos que cumplir en términos de controles externos, internos, procesos administrativos, con poca facilidad para mayor gestión y eficiencia. Ante ese escenario es fundamental colaborar entre universidades públicas, por lo que se ha avanzado en tejer redes en distintas áreas que nos permita potenciarnos en la búsqueda de soluciones y buenas prácticas, o en áreas de desarrollo que nos permitan potenciarnos.
La universidad efectuó a comienzos de año unas jornadas con mesas de análisis sobre calidad, autorregulación y nuevos estándares de acreditación, con la presencia del presidente de la CNA, Andrés Bernasconi. ¿Cuáles son las principales conclusiones de ese evento en perspectiva al proceso general que se desarrolla en la UTEM?
– En primer término, fue muy relevante poder tener en distintos espacios encuentros de nuestra comunidad con el presidente de la CNA, para poder acercar los cambios que la acreditación está empezando a implementar. En este sentido nos encontramos en un buen pie con los avances que tenemos, así como las mejoras en las distintas áreas para enfrentar este nuevo proceso.
Esto, en particular, porque para la acreditación no basta con nuestros desafíos pendientes de procesos anteriores, sino que a eso se le suman criterios y estándares, pero además la implementación de nuestro sistema de gestión y aseguramiento de la calidad, y ahí hemos dado importantes pasos.
Una consideración clave realizada por el presidente de la CNA, fue que el foco de nuestro quehacer debe estar en los estudiantes y la formación que entregamos, porque nos da un norte, en medio de los múltiples cambios que proponen los criterios y estándares. Una universidad es una comunidad con múltiples áreas y desafíos, cuyo centro es la formación y vínculo con los estudiantes.
Esto implica una articulación entre áreas, que va más allá del funcionamiento en áreas separadas o compartimentos que no dialogan, teniendo que avanzar hacia una mirada integral.
¿Cuál es el llamado que hace a la comunidad para participar del proceso?
– Esencialmente, nuestro llamado es a participar en los espacios de autoevaluación que pronto desarrollaremos, apropiarse de los instrumentos y herramientas generados y contactarnos si necesitan espacios de trabajo y diálogo, porque el futuro de la universidad lo construimos entre todos.