Académico UTEM estudia sistema no invasivo para la detección de armas ocultas

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El profesor Alfonso Zozaya Sahad, del Depto. de Electricidad de la FING, lidera un proyecto interno que busca detectar objetos ocultos en la ropa mediante radar, con tecnología más accesible y menos invasiva que las actuales.

Con la seguridad como una necesidad creciente en los entornos públicos y educativos, el profesor Zozaya Sahad encabeza una investigación que explora la detección de armas ocultas mediante radar de ultra ancho de banda. El proyecto se encuentra en su segunda etapa, ambas financiadas por concursos internos de la UTEM, y podría sentar las bases para una solución de bajo costo y sin invasión a la privacidad, en contraste con las tecnologías actuales.

El proyecto interno vigente, titulado “Estimación del momento de apagado de la respuesta temprana del eco de radar de blancos no cooperativos para fines de detección de armas escondidas en la ropa”(LCLI22-02), está en ejecución desde abril de 2023 y se extenderá hasta fines de 2025. “Este trabajo continúa una primera etapa previa, donde desarrollé un algoritmo robusto para extraer las frecuencias naturales de resonancia de objetos simples”, explica el académico. “Ahora, mi desafío es poder separar esa parte del eco que contiene dicha información del resto de la señal en un escenario real”, agrega.

La investigación se centra en la estimación precisa del momento en que finaliza la respuesta temprana del eco de radar, que enmascara las frecuencias de resonancia únicas del objeto. Estas frecuencias —llamadas CNRF (frecuencias complejas de resonancia natural)— permiten su identificación sin necesidad de imágenes invasivas. El enfoque propuesto busca aprovechar el contenido energético de estas frecuencias, que son independientes del ángulo de iluminación del blanco.

A través de simulaciones generadas en CST Studio Suite y pruebas físicas con un analizador vectorial de redes, el investigador ha desarrollado una estrategia heurística confiable para detectar ese “apagado” de la señal. También se considera el uso de otros equipos como sintetizadores de señales, analizadores de espectro y herramientas de microondas, con miras a incorporar técnicas de machine learning en etapas futuras del análisis.

El trabajo ha contado con el apoyo activo de estudiantes de la universidad. En pregrado, Ariel Mesa Sánchez y Malhcom Osorio Segura, de Ingeniería Civil Electrónica , realizaron una tesis centrada en el estudio comparativo de agrupaciones de antenas. En postgrado, José Cerón y Camilo Hurtado, del magíster en Ciencias de la Ingeniería Electrónica, fabricaron objetos metálicos —una esfera y un cilindro de cobre— utilizados como blancos de prueba para validar los resultados obtenidos mediante simulación y experimentación. “Antes todos estos experimentos eran netamente teóricos, entonces ahora ver resultados empíricos es mucho más valioso, tanto para el postgrado como para el pregrado”, comenta Cerón. Por su parte Hurtado enfatiza que “a mí me pareció interesante participar de esta investigación, porque mi tesis también tiene que ver con radares, y ver un experimento real que algún día podría usar una antena diseñada por mí fue un desafío que quise asumir”.

“Desde el punto de vista de los objetivos de investigación, este proyecto está terminado. Sin embargo, para poder publicar sus resultados necesito completar una validación experimental sólida”, señala Zozaya Sahad. Con ese objetivo, el académico pretende presentar una propuesta para una tercera etapa al concurso Fondecyt, que contempla el uso de un radar milimétrico y aprendizaje profundo para clasificar objetos usando un dataset real propio construido a partir de mediciones con personas portando réplicas de armas reales.

Más allá del desarrollo técnico, el académico destaca el valor público de esta iniciativa. “Podríamos construir un sistema nacional más económico que los dispositivos comerciales, que cuestan entre 20 mil y 300 mil dólares. La idea es desarrollar nuestra propia tecnología desde la universidad”, afirma. Este enfoque permitiría su implementación en espacios vulnerables, como escuelas, donde la necesidad de reforzar la seguridad es cada vez más urgente.

“El problema de la seguridad llegó para quedarse, y como universidad pública debemos estar a la altura, proponiendo soluciones tecnológicas propias”/em>, concluye. “Pero más allá de lo técnico, también es una forma de mantenernos vivos intelectualmente como docentes, vinculando la teoría que enseñamos con el mundo real, en desafíos concretos y significativos”, añade

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