La actualización responde a la necesidad de avanzar en infraestructura con perspectiva de género, asegurando que toda persona pueda utilizar estos espacios sin restricciones basadas en su identidad.

El proyecto piloto comenzó en 2024 en el edificio de Miguel de Olivares, lo que permitió evaluar la recepción de la comunidad universitaria y reforzar el compromiso con una política inclusiva.

Inclusión y desafíos culturales

Las nuevas señaléticas, instaladas durante julio, fueron diseñadas con formas y colores diversos, evitando figuras humanas y estereotipos binarios. El objetivo es reflejar una comunidad plural, en la que convergen identidades diversas, garantizando un servicio básico accesible y libre de discriminación para todas las personas, sin necesidad de justificar su identidad o decisión de uso.

Según Alejandro Bustos Doussang, trabajador social de la Dirección de Equidad de Género, estos cambios forman parte de un proceso cultural más amplio. “Establecer baños sin distinción de género ha sido un desafío, pues como sociedad tendemos a separar estos espacios en función de un cuerpo biológico”, indica.

En este sentido, agrega que “es importante reconocer la diversidad y evitar que algo tan básico como el uso de un baño se transforme en un obstáculo para habitar equilibradamente la universidad”.

Finalmente, la DEG hace un llamado a la comunidad universitaria a utilizar correctamente estos espacios, manteniendo la limpieza, respetando la privacidad y generando ambientes seguros. “Estas decisiones buscan garantizar el bienestar de todas las personas y promover una universidad más justa e inclusiva. El desafío es lograr que la comunidad los valore como espacios comunes de respeto y confluencia”, concluye Bustos.