Conoce el proyecto FAE ganador del Concurso de Investigación Formativa 2025

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Bajo el título “Influencia de la relación profesor-estudiante en la motivación académica del estudiantado de Bibliotecología y Documentación de la UTEM”, el proyecto desarrollado por las académicas Cherie Flores y Nicol Coccio, junto a las estudiantes María Jesús Pizarro y Bárbara Vallejo, fue uno de los seleccionados en el concurso de la Unidad de Mejoramiento Docente (UMD), iniciativa orientada a fortalecer la cultura de investigación aplicada en docencia universitaria.

En esta convocatoria, la UMD recibió 14 postulaciones de equipos académicos y estudiantiles, con el objetivo de contribuir al mejoramiento de la docencia a través de la investigación. En el caso de las académicas de la Facultad de Administración y Economía, el proyecto busca analizar cómo la relación entre docentes y estudiantes incide en la motivación académica de quienes cursan tercer y cuarto año de la carrera de Bibliotecología y Documentación, aportando insumos para el diseño de estrategias pedagógicas que fortalezcan la participación y el aprendizaje significativo.

Según explican Flores y Coccio, uno de los puntos de partida del estudio fue reflexionar en torno a la inasistencia a clases, lo que puede generar desconocimiento de lo que deben hacer, de los contenidos que se están abordando y en su aprendizaje, finalmente. Todo esto las motivó a indagar de qué manera la docencia puede contribuir a abordar esta problemática. “El estudio busca analizar cómo las actitudes del profesorado —como el diálogo, la cercanía, la claridad comunicacional y el acompañamiento formativo— influyen en la motivación, participación y compromiso de los estudiantes, identificando aquellas prácticas que aportan positivamente a una docencia más significativa y aquellas que pueden fortalecerse”, señala Cherie Flores.

Por su parte, Nicol Coccio destaca que se trata de una investigación centrada en la percepción del estudiantado respecto de la relación docente-estudiante en el aula. “Si bien este estudio aborda solo uno de los múltiples factores que inciden en la experiencia educativa, creemos que es una primera aproximación necesaria para reflexionar, como docentes, sobre qué aspectos están en nuestras manos, considerando además que esta relación se construye entre dos actores y que los estudiantes también tienen responsabilidad en su propio proceso formativo”, explica.

Entre los aspectos centrales del proyecto, las académicas destacan el énfasis en la dimensión relacional, analizando cómo la comunicación cotidiana y el vínculo que se construye en el aula influyen en la motivación académica. Asimismo, el estudio explora si las interacciones docentes favorecen que los estudiantes se sientan más autónomos, competentes y conectados con su entorno, factores clave para el desarrollo de la motivación intrínseca.

“Ese vínculo construye una parte fundamental de la experiencia formativa. La evidencia actual demuestra que las emociones están profundamente vinculadas con la motivación y el aprendizaje”, afirma Flores, quien agrega que “en la relación cotidiana, en cómo conversamos, cómo acompañamos y cómo generamos confianza, podemos encontrar claves para fortalecer estas dimensiones. Enseñar va más allá de transmitir contenidos; implica una presencia sensible y la capacidad de reconocer las necesidades de cada grupo”.

Trabajo conjunto

En cuanto a los avances preliminares, Coccio comenta que uno de los desafíos observados es la dificultad para motivar la participación del estudiantado cuando no existe una evaluación asociada. Sin embargo, enfatiza que la literatura especializada señala que la relación docente-estudiante puede influir significativamente en la motivación académica. “Esperamos que los resultados de esta investigación nos permitan identificar estrategias pertinentes, acordes a la realidad que estamos analizando, para fortalecer este vínculo”, señala. Y agrega que “si bien en la carrera existe una relación cercana entre docentes y estudiantes, aún hay aspectos susceptibles de ser fortalecidos”.

Flores recalca que el proyecto apunta a generar aprendizajes que contribuyan al mejoramiento de las prácticas docentes, a través de estrategias como el reconocimiento de capacidades, la empatía, la comunicación clara y el fomento de la autonomía. “La idea es que estos aprendizajes puedan ser compartidos y discutidos con la comunidad educativa, enriqueciendo los procesos de enseñanza y aprendizaje”, concluye.

Ambas académicas coinciden en que el desarrollo del proyecto ha sido una experiencia especialmente enriquecedora, no solo por los aprendizajes investigativos, sino también por el trabajo conjunto con las estudiantes María Jesús Pizarro y Bárbara Vallejo, de quinto año de la carrera. Esta colaboración ha permitido incorporar nuevas miradas y experiencias al análisis del problema estudiado, al tiempo que ofrece a las estudiantes una oportunidad concreta de participar en un proceso de investigación aplicada. “Este tipo de trabajo reafirma el vínculo docente-estudiante en un espacio que va más allá del aula, donde se dialoga, se construye y se reflexiona de manera conjunta”, destacan.

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