Webinar reflexionó sobre la participación femenina en Latinoamérica y las desigualdades que sufren las mujeres en el continente
Autor: Constanza Valdivia Rossel|
Este seminario organizado por el Programa de Magíster en Gerencia Pública de la UTEM, comenzó con la presentación de la académica de la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y FLACSO, Dra. Ana Natalucci, quien realizó una radiografía al mercado laboral latinoamericano desde la perspectiva del trabajo femenino y cómo la participación de las mujeres se ve afectada por varios factores que se dan en éste.
En ese sentido, la Dra. Natalucci planteó la importancia de no observar la desigualdad de manera homogénea, es decir, como un fenómeno general, sino como un problema multifactorial y variable para cada ciudadana.
“Debemos agregar al debate la idea de interseccionalidad, no la mirada estructural (raza, género, territorialidad, etc.) sino en una clave racionalidad política, es decir, no homogeneizar al colectivo de mujeres, creyendo que las mujeres de todas las clases y contextos, comparten las mismas desigualdades”.
También explicó que las mujeres participan mayormente de trabajos informales, de baja remuneración y con bajos índices de protección social, destacando la gran brecha salarial que existe en América Latina (cercana al 40%).
Derivado de los temas anteriores, la académica expuso sobre cómo la precariedad laboral, junto con las tareas de cuidados del hogar, le quitan espacio a la mujer para la participación política, la recreación y el auto cuidado. Asimismo, comentó la forma en que la problemática laboral agudiza los problemas de dependencia económica, que pueden desembocar en violencia de género.
Para finalizar, la experta llamó a reflexionar sobre el papel de la mujer en el mundo laboral, comentando: “Me interesa conversar el fenómeno de que no necesariamente se resuelve el problema con una mayor participación de las mujeres (laboral), porque muchas veces la mayor participación de la mujeres en determinadas actividades está definida y habilitada por los bajos salarios (…) es decir, no son trabajos que permitan a las mujeres ingresar al mundo laboral formal, ni su profesionalización, sino que perpetúan desigualdades”.
La academia y la inequidad de género
En la segunda presentación del día, la académica titular de la Universidad de Concepción Dra. María Jacqueline Sepúlveda realizó un análisis donde observa la inequidad de género en la academia como una forma de violencia que invisibiliza a la mujer.
En ese sentido, la académica centró su observación en la violencia simbólica, que definió como “la subvaloración e invisibilización constante en todas las etapas de la vida de la mujer y que enfrentan en las aulas, en sus casas, en sus lugares de trabajo y en casi todos los espacios de la vida pública y privada”.
Para ilustrar este tipo de violencia, la Dra. Sepúlveda realizó un recorrido a través de las distintas etapas del desarrollo de una mujer, desde la infancia a la adultez, para graficar cómo la inequidad avanza a lo largo de la vida, principalmente en su formación y participación en la academia.
A través de datos como el test de Battelle en la primera infancia, el desempeño en la prueba SIMCE, los resultados de la Prueba de Selección Universitaria, la matrícula en las carreras de pregrado y la titulación de programas de postgrados, la académica logró realizar un mapa de la desigualdad en las distintas etapas de la vida de la mujer, pasando de casi no haber inequidad en la infancia, hasta tener marcadas diferencias en los círculos de la ciencia, sobre todo en los liderazgos de proyectos científicos y en la rectorías de las universidades chilenas.
Para combatir esta inequidad, la académica finalizó planteando algunas ideas sobre cómo resolver esta inequidad en la academia, “porque no es suficiente la creación de Direcciones de Género, se deben poner mujeres en posiciones de liderazgo, tomar acciones afirmativas para eliminar las brechas en Ciencia y Tecnología, promover el acceso a la formación universitaria a través de admisiones especiales o cupos reservados y la utilización de la equidad de género como un indicador de calidad para las universidades chilenas…Ese es el mensaje que hay que pasar a las nuevas generaciones”, culminó.