Leonor Irarrázaval, académica Psicología UTEM: «Nuestro programa ofrece una formación profesional holística»

Autor: Claudio Pereda|
Áreas emergentes de la Psicología Ambiental y de la Psicología de la Tecnología forman parte de un dinámico panorama que la carrera ofrece en nuestra casa de estudios. Académica destaca la importancia de desestigmatizar la salud mental y profundizar la interdisciplinariedad en su estudio.

“Las y los estudiantes de Psicología hablan abiertamente sobre los problemas de salud mental que enfrentan, y comprenden los tratamientos tanto psiquiátricos como psicológicos como parte del autocuidado y bienestar, algo que les parece tan natural como el ejercicio físico o una dieta vegetariana”, comenta la psicóloga y académica de Psicología UTEM Leonor Irarrázaval.

Da cuenta así del por qué la carrera en nuestra casa de estudios toma elementos diversos que forman parte de una realidad distinta a la de décadas anteriores, considerando una perspectiva abierta y holística, centrada en las personas, con un marcado compromiso social y ambiental. “Este enfoque se ve respaldado por el cambio que ha tenido lugar en las nuevas generaciones, para quienes la desestigmatización en torno a los trastornos de salud mental es algo evidente”, subraya la profesora, quien también es máster en Terapia Cognitivo-Social y doctora en Psicoterapia.

Actividad de la carrera.

De acuerdo a sus líneas de investigación en torno a la psicopatología y a los aspectos éticos de la salud mental ¿cuáles son -a su juicio- los principales desafíos que enfrenta el país hoy en estos temas?

– La reflexión sobre la psicopatología y los aspectos éticos de la salud mental es, a mi juicio, importante en nuestro país, especialmente en el marco de la Estrategia Nacional de Salud para los Objetivos Sanitarios al 2030. Entre los objetivos establecidos se destaca la necesidad de reducir el estigma en torno a los trastornos de salud mental. Este proceso de desestigmatización implica un cambio fundamental en la forma en que concebimos la salud, alejándonos de la mera ausencia de enfermedad para abrazar una visión integral del bienestar.

Esta nueva perspectiva requiere una aproximación distinta hacia las enfermedades mentales, que va más allá de simplemente identificar síntomas y aplicar categorías psiquiátricas estandarizadas. Se trata de adoptar un enfoque holístico centrado en la persona, que reconoce su historia, su contexto cultural, social y político, valorando así su experiencia subjetiva por encima de las etiquetas diagnósticas.

En este sentido, la psicopatología subjetivista emerge como un enfoque clave, que busca comprender a las personas incorporando análisis multinivel para abordar los trastornos mentales de manera más completa. Esto implica replantear las conceptualizaciones diagnósticas psiquiátricas y ampliar las opciones de tratamiento, incluyendo la psicoterapia. Aunque hemos avanzado en la incorporación de enfoques más holísticos y tratamientos integrales en los planes de salud, aún queda camino por recorrer para lograr una implementación total y efectiva en la práctica clínica.

Es esencial continuar trabajando en esta dirección para garantizar que todas las personas que necesiten atención en salud mental, reciban un tratamiento que respete su dignidad y su experiencia de vulnerabilidad.

Psicóloga Leonor Irarrázaval.

¿De qué manera estos retos forman parte de los programas académicos de la carrera de Psicología en nuestra universidad?

– Los programas académicos de la carrera de Psicología en la UTEM están actualizados y enfocados en brindar una formación profesional en salud mental con una perspectiva holística, centrada en las personas, con un fuerte compromiso social y ambiental. Este enfoque se ve respaldado por el cambio que ha tenido lugar en las nuevas generaciones, en quienes la desestigmatización en torno a los trastornos de salud mental es evidente.

Las y los estudiantes de Psicología hablan abiertamente sobre los problemas de salud mental que enfrentan, comprendiendo los tratamientos tanto psiquiátricos como psicológicos como parte del autocuidado y bienestar, algo que les parece tan natural como el ejercicio físico o una dieta vegetariana. Además, muestran una sensibilidad especial hacia aspectos relacionados con la protección animal la conservación del medio ambiente y la tecnología, formando todo eso parte de su cotidianidad.

Siendo la salud mental el eje central de la carrera, el equipo de académicas y académicos que elaboramos los programas curriculares, incorporamos actualizaciones y elementos emergentes desde nuestras respectivas áreas de investigación que responden a los intereses de las nuevas generaciones y a las demandas de los tiempos actuales: por ejemplo, las áreas emergentes de la Psicología Ambiental y Psicología de la Tecnología, dentro de las cuales colegas del equipo lideran líneas de investigación.

Además de los conocimientos teóricos y técnicos, hemos puesto especial énfasis en el desarrollo de habilidades necesarias para la adecuada práctica profesional, como la reflexión crítica, la comunicación empática y el trabajo colaborativo.

Para fomentar estas habilidades, se están implementando talleres con grupos reducidos de estudiantes, lo que permite una interacción más personalizada y cercana. Estos talleres ofrecen un espacio donde conocerse, dialogar y compartir de manera distinta a la comunicación habitual en redes sociales, una iniciativa que ha sido recibida positivamente por las y los estudiantes de primer año.

Actividad de la carrera.

Usted trabaja con conceptos como autopoiesis, enactivismo, cognición, emociones e inteligencia artificial, entre otros. ¿De qué forma cree que áreas como las señaladas han aportado a una mayor comprensión de la importancia de la salud mental, tanto a nivel global como local?

– Las preguntas sobre la vida, la conciencia, la mente y las emociones son inherentemente complejas y abiertas. No cuentan con respuestas definitivas, sino que siguen siendo objeto de debates científicos y proyectos de investigación en curso. A este desafío se suma la cuestión de la inteligencia artificial, que no sólo plantea preguntas de investigación adicionales, sino que también genera nuevas incertidumbres y debates éticos sobre lo que en esencia nos constituye como seres humanos. Así, surge la pregunta sobre qué aspectos de nuestra humanidad debemos proteger ante el avance de la inteligencia artificial para garantizar nuestro bienestar individual y colectivo en el futuro.

Desde la perspectiva de la ecología de la mente, el cerebro se concibe como un órgano mediador de la conciencia. La autopoiesis celular se convierte en un referente para comprender la autoconciencia. Mientras que la cognición trasciende el simple pensamiento, integrando también las emociones. Estos conceptos, que emergen de disciplinas como la biología, las neurociencias, la filosofía y la psicología, se influencian mutuamente dando lugar a formas de análisis multinivel.

Estos análisis son fundamentales para abordar la comprensión de fenómenos complejos, como las enfermedades mentales, particularmente las graves. Permiten articular nuevas formas de concebir la esquizofrenia, por ejemplo, lo que puede iluminar su comprensión, reformular criterios diagnósticos y generar estrategias de prevención y tratamiento que aún están por desarrollarse, con potenciales aplicaciones en el contexto de la salud mental tanto a nivel local como global.

Conversatorio “Filosofía y Ciencias Cognitivas”

Recientemente usted participó en el seminario-conversatorio “Filosofía y ciencias cognitivas”. ¿Cómo puede resumirse el nexo que existe entre ambas disciplinas?

– El seminario-conversatorio “Filosofía y Ciencias Cognitivas” se sitúa en un ámbito interdisciplinario de investigación y dentro de redes de cooperación internacionales en las que se produce la sinergia necesaria para la creación de nuevos conocimientos científicos que contribuyen al avance en salud mental. En este evento se abordaron preguntas sobre la vida, la condición humana, la conciencia, la mente, las emociones y la inteligencia artificial, con aplicaciones en áreas específicas de la psicopatología y la salud mental, incluyendo los cuestionamientos éticos que conllevan.

Se trata de instancias muy inspiradoras, ya que ahí se pone en práctica una reflexión crítica orientada a promover las transformaciones del conocimiento, de acuerdo con los nuevos desafíos que enfrentamos como humanidad y en el planeta que habitamos. Esto permite vislumbrar la relevancia transversal de estos espacios de colaboración investigativa, que tienen la ventaja de la flexibilidad otorgada por un formato más relajado para el intercambio de ideas, a diferencia de las presentaciones en congresos científicos con formatos más formales y rígidos.

La filosofía proporciona un marco conceptual y metodológico para el análisis de cuestiones fundamentales sobre la naturaleza de la mente, la conciencia, el conocimiento y la percepción. Las ciencias cognitivas, por su parte, utilizan métodos experimentales y modelos teóricos de disciplinas como la psicología, la neurociencia, la lingüística y la inteligencia artificial para investigar cómo funciona la mente. El nexo entre ambas disciplinas permite abordar preguntas sobre cómo pensamos, aprendemos, recordamos y percibimos el mundo, combinando la reflexión filosófica con la investigación empírica.

En ese sentido, ¿de qué forma cree que estos encuentros interdisciplinarios aportan a enfrentar los desafíos de la salud mental que usted planteaba al comienzo?

– La interdisciplinariedad constituye la condición de posibilidad de los análisis multinivel, indispensables para comprender fenómenos complejos, especialmente aquellos relacionados con la salud mental y sus problemáticas asociadas.

Este enfoque interdisciplinario, que puede parecer de un nivel altamente especializado, está siendo implementado en la formación de pregrado en la carrera de Psicología en la UTEM, adaptando los contenidos y metodologías de manera pertinente a los niveles iniciales de la formación profesional. A su vez, nos plantea la importancia de fomentar espacios para la formación de postgrado, lo cual estaría alineado con el proceso de complejización institucional en el que nos encontramos.

Una carrera enfocada exclusivamente en el pregrado y en la enseñanza de una sola disciplina no sólo es inviable según los estándares internacionales de calidad en la educación superior, sino que tampoco cumple con los requisitos mínimos de una formación universitaria más compleja. Es en el contexto de la educación superior donde se espera que surjan las transformaciones y se generen nuevos conocimientos que contribuyan al desarrollo de nuestra sociedad y a la conservación del planeta.

Por lo tanto, la incorporación de la interdisciplinariedad y la creación de programas de postgrado son pasos que considero ineludibles para cumplir con objetivos estratégicos que responden a los desafíos que actualmente enfrenta nuestra institución.

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