Félix De Moya–Anegón, fundador de SCImago: «La UTEM ha crecido muy rápidamente, en muy poco tiempo»
Autor: Claudio Pereda|
Una detallada conferencia magistral sobre las métricas UTEM en SCImago Institution Ranking 2024 presentó este mes en nuestra casa de estudios el investigador y fundador de la entidad Dr. Félix De Moya–Anegón.
En la oportunidad explicó los parámetros de investigación y la ponderación de cada factor evaluativo, señalando orientaciones para continuar mejorando los positivos resultados alcanzados y destacando el aumento de las investigaciones UTEM que se han ido citando en otros espacios de estudio.
En esta conversación reflexiona en torno a los desafíos de nuestra casa de estudios, en medio de un escenario global educativo que se encamina a fortalecer la calidad.
¿Cómo se observa en términos generales el sistema de universidades chilenas, a partir de las tres grandes dimensiones que analiza periódicamente SCImago?
– Existe una evaluación positiva del sistema universitario chileno a nivel regional. En las tres dimensiones que analizamos, las universidades chilenas están por delante de sus similares de la región. Si se mira, por ejemplo, cuántas casas de estudio están rankeadas por país frente al total de instituciones que tiene cada uno, Chile es el que tiene una proporción mayor de instituciones rankeadas.
Lo que explica esto, a mi juicio, es que el país inició sus políticas públicas para internacionalizar la ciencia y la tecnología antes que otros de la región. No invirtiendo más, sí desarrolló políticas públicas más eficientes.
¿Y en esa situación hay una mezcla entre la dinámica propia de las universidades con las decisiones tomadas desde los gobiernos?
– Sí, ambas cosas. Algo que he notado mucho en Chile -y que tal vez ustedes desde dentro no lo aprecian- es que hay muchas autoridades políticas locales con formación universitaria en el exterior. Y con una visión del ambiente universitario distinta, con estándares de primer mundo en muchos casos, dando lugar a que hayan universidades que obtengan resultados comparativos que superan la región.
¿Por qué al establecer esta herramienta de análisis como el ranking, se centran en estas tres grandes dimensiones: investigación, innovación e impacto social?.
– Cómo nos pasa a la mayoría de los investigadores en ciencias sociales, lo cierto es que «miramos donde se ve». No tiene sentido hacer lo contrario. De la compleja realidad que son las instituciones universitarias no disponemos de toda la información necesaria para un análisis profundo.
Disponemos de una parte que sólo la podemos usar en el caso de que querramos situarla a escala global; si no, no se podría ubicar a cada institución en un escenario más amplio que es lo que pretende la herramienta.
Cuando uno considera estas -vamos a llamarlas- «limitaciones» a la hora de elaborar un repertorio de indicadores, hay que racionalizar la información de alguna forma. Ese proceso de racionalización ha llevado a que, primero, tenemos indicadores de investigación, de innovación y de impacto social. ¿Cómo los ponderamos? ¿Qué peso le vamos a dar a cada uno? El objetivo es situar esos datos en un panorama más amplio.
Por ejemplo, si comparamos la producción científica de las universidades chilenas con las del mundo, no encontramos ninguna del puesto 500 hacia arriba. Sin embargo, si se utiliza un indicador como el de la proporción de trabajos científicos en acceso abierto, las universidades chilenas destacan -incluso- por encima de las norteamericanas.
Es decir, los casi veinte indicadores con los que trabaja SCImago permiten acercar más la mirada a aspectos que permitan también compararse mejor a nivel macro.
– Claro, esos indicadores dan lugar a una veintena de ordenaciones distintas…
¿Cuál es el perfil general de la UTEM en ese contexto, a partir de las evaluaciones de SCImago?
– En términos de generación de conocimiento, esta universidad tiene un porcentaje muy fuerte de producción en temas relacionados a ciencias básicas y a tecnología.
En segundo lugar, es una universidad que ha crecido muy rápidamente en muy poco tiempo. La universidad tendrá la historia que tenga, pero antes de 2016 científicamente no existía. ¿Y eso qué significa? Que tras ese crecimiento tan acelerado estemos esperando el aplanamiento de la curva que debe llegar en algún momento. La universidad no puede seguir creciendo indefinidamente al ritmo que está creciendo. Y cuando eso ocurra, hay que ver cómo se avanza en calidad, que es el desafío más próximo.
Y a su juicio ¿la UTEM ha encaminado bien sus desafíos, a partir de estas premisas medibles internacionalmente?
– Sí, claramente. Conocí la UTEM hace más de veinte años y no había política de investigación. Se avanzaron en algunos postgrados invitando a participar a profesores externos. Han pasado mucho años hasta ahora en que la universidad ha despegado, que se desarrollan políticas institucionales muy decididas y que permiten un cambio acelerado.
Para esto, la UTEM ha puesto en marcha políticas de atracción de talento que otras universidades -como la de Chile o la Católica- no requieren. Estas dos casas de estudio forman sus propias huestes para generar postgrados e investigación y ante eso la UTEM ha desarrollado políticas que han requerido una clara decisión por parte de sus autoridades.