Académicas de la UTEM se adjudican proyecto FIC-R

Autor: Christian Luco|

Las investigadoras Rosa Chandia Jaure y Daniela Godoy Donoso, ambas de la Facultad de Ciencias de la Construcción y Ordenamiento Territorial, ejecutarán el proyecto Aguas de Barrio, que permitirá mejorar la calidad de vida urbana en el centro sur de Santiago, a través del desarrollo de la capacidad de drenaje del suelo y el mejoramiento de espacios públicos.

Las arquitectas Rosa Chandia Jaure, especialista en sustentabilidad y medioambiente, y Daniela Godoy Donoso, experta en regeneración urbana, son académicas de la Facultad de Ciencias de la Construcción y Ordenamiento Territorial de la Universidad Tecnológica Metropolitana, quienes en su rol de directora y coordinadora, respectivamente, se adjudicaron recientemente uno de los 14 Fondos de Innovación para la Competitividad (FIC-R) de la Región Metropolitana, que les permitirá desarrollar el proyecto «Aguas de Barrio. Modelo participativo para recuperación de aguas lluvias a través de sistemas de drenaje en el paisaje urbano del centro sur de Santiago».

La zona para desarrollar la iniciativa -que durará un año en su ejecución- fue escogida tras desarrollar el proyecto de vinculación con el medio en el Barrio Copiapó: “Paisajes Vulnerables. Construcción de Relatos Urbanos Colectivos”, a cargo de la académica Daniela Godoy.

Rosa Chandia explica que tras el trabajo conjunto que han realizado con la coordinadora del proyecto en instancias previas, pensaron “en una propuesta que pudiera servir como una arista adicional para llegar a un barrio a través de un tema específico, como es la gestión del agua lluvia”.

El proyecto busca mejorar la resiliencia de la ciudad a partir de un caso de estudio en materias de gestión del agua urbana y fortalecer el desarrollo de las comunidades. “Se reconoce que hoy el agua lluvia está subutilizada. Teníamos un origen agrícola en la ciudad, con unas estructuras de canales y sistemas de drenaje natural, los cuales a partir de su desarrollo, la ciudad va superponiendo capas encima que invisibilizan todos estos sistemas”, asegura.

La innovación es uno de los aspectos a destacar de esta iniciativa que “está en la reconstrucción de una relación de la comunidad con su entorno, para volver a crear ese vínculo que se perdió con  el desarrollo de la ciudad. La idea es que las personas reconozcan las problemáticas y potencialidades de su entorno, poniendo en valor la importancia de los sistemas de drenaje en el barrio. La innovación se da cuando las soluciones parten de la observación y propuestas de la propia comunidad con el apoyo del equipo”, especifica Godoy.

Según explican las investigadoras, otro punto importante es “el entender los espacios públicos como potencial infraestructura verde. Y esto es una mirada nueva que también se alinea mucho más en la idea de hacer ciudades más sostenibles. Al pensar en espacios que pueden ser infraestructura verde que prestan más de una función, como mejorar la capacidad drenante del suelo, ser un espacio de ocio de calidad, un espacio público que entregue sombra y baje la temperatura del aire, si incorporamos vegetación adicional. Todo esto da calidad de vida urbana al barrio”, señala Chandia.

El proyecto cuenta con el apoyo de la Municipalidad de Santiago y permitirá un trabajo colaborativo entre la academia y la comunidad, “desde una mirada más técnica” –indican las investigadoras-, permitiendo “alivianar o perfeccionar las soluciones desde el estamento público. Es trabajar en una necesidad que de alguna manera tendrá que suplir más adelante el Estado, con un mecanismo que es innovador. Por ejemplo, un problema que queremos abordar es el de las inundaciones. La idea es ver eso como una oportunidad. Se llama Aguas de Barrio porque en el fondo son las aguas que caen en ese lugar, que se queden ahí y presten una utilidad al barrio”.

El equipo que ejecutará el proyecto está compuesto además por el arquitecto Sebastián Zúñiga, egresado de la UTEM, un ingeniero Hidráulico, una experta en Capacitaciones y Mediación Social, y dos estudiantes de la Escuela de Arquitectura, Jhannelly Huaman y Mario Villagrán, quienes participaron de la formulación del proyecto como ayudantes de investigación; y se desarrollará en un trabajo conjunto con tres organizaciones barriales.

Al respecto las arquitectas señalan que parte de los beneficiarios, vecinas y vecinos del sector, serán capacitados a lo largo de la ejecución del proyecto. «La idea es que aprendan a resolver dificultades de su propio territorio y sean líderes de transferencia, que puedan traspasar este conocimiento en temas de medio ambiente, ciudad y gestión eficiente del agua, a sus vecinos, familias, entre otros actores, para lo cual tendrán una capacitación y certificación de la Universidad como agentes ambientales del barrio”, explicaron.

Para la Directora de Investigación y Desarrollo Académico, Elizabeth Troncoso Ahués, la importancia de la adjudicación de este proyecto radica en varios aspectos. El primero es que “tributa directamente a incrementar los indicadores de proyectos adjudicados con financiamiento externo”, lo cual es parte del compromiso que se incluye en el Plan de Desarrollo Estratégico 2016-2020.

Además, siendo una adjudicación del FIC-R, se encuentra en la línea de proyectos que se desarrollan dentro de temáticas de pequeña y mediana minería, una de las áreas prioritarias de desarrollo país, “declaradas al alero de la creación del próximo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación” y podrá aportar en el desarrollo de tesis de pregrado, “acercando a nuestros estudiantes con la investigación”, indicó.

Por último, destacó que “es un proyecto que hace investigación en el ámbito de ciencia aplicada, generando un prototipo, o un desarrollo, que tendrá una aplicación cercana a un potencial uso en un beneficio social directo o industrial con componente social”.

Por Tania García Villanueva

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